Mons. Sequeri: «Un himno es la síntesis de la fe que anima el Jubileo»
Monseñor Pierangelo Sequeri, teólogo y musicólogo, ha compuesto el texto del himno del Jubileo 2025. «Un himno es siempre una síntesis de la fe que anima un Jubileo, y cada vez que se interpreta o se canta por los peregrinos, renueva la emoción y conserva la memoria», explicó el autor, relatando cómo nacen los textos que serán interpretados y cantados por millones de peregrinos. Hasta la fecha, el himno se ha traducido también al inglés y al francés.
Monseñor, ¿cómo piensa usted el texto del himno de un Jubileo y qué elementos hay que tener en cuenta a la hora de escribirlo?
«Cada himno se piensa en el clima de la convocatoria del Jubileo al que está vinculado, inspirándose en el mensaje del Papa que promueve su horizonte. El tema para el Jubileo del 2025 es “Peregrinos de la Esperanza”, por lo que el himno se escribe a partir de esta imagen. Después, las palabras se definen a partir de nuestra lengua materna, la lengua bíblica, tan rica en imágenes fuertes, tan capaz de llegar a todos, incluso a los que no están familiarizados con el lenguaje eclesiástico. La tercera cosa en la que se piensa cuando se escribe es en el músico, que necesita una métrica plausible para él. Es necesario tener un cierto conocimiento musical para estar a la altura del músico, que debe encontrar el mejor modo de poner música a un texto escrito».
¿Qué pasajes de la Sagrada Escritura le han inspirado y qué temas en particular?
«Sin duda, a la hora de escribirlo, la imagen de partida fue esa maravillosa escena del libro del profeta Isaías, con la procesión de los liberados que van al encuentro de Dios, porque han encontrado el camino a casa. Hay una muy tierna imagen de padres que sostienen en brazos a sus hijas, que me inspiró mucho. Los hombres son “peregrinos de la Esperanza” con esta certeza luminosa de encontrar el camino guiados por el Espíritu y la mirada tierna de Dios, la misma mirada con la que Él mira a los padres que llevan a sus hijos en brazos. Luego he querido introducir algún elemento de la profesión de fe, porque el Jubileo es una profesión de la fe. De hecho, las estrofas son profundamente trinitarias, llenas de metáforas de la Biblia. Cuando se lee “Llama viva de esperanza”, todos saben que la “llama” es el Espíritu, todos se acuerdan de Pentecostés y el Jubileo evoca esta misma idea. La idea de una Iglesia que se pone de nuevo en camino, que sale de todas las prisiones en las que estaba metida para abrirse a la humanidad. También está la expresión “Seno eterno de vida infinita”, que es una forma precisa de nombrar al Padre y al Hijo juntos. En resumen, me pareció que las metáforas procedentes de la Biblia eran realmente capaces de llegar a un amplio público que se siente animado por la Trinidad».
¿Qué significa para usted el lema “Peregrinos de la Esperanza”?
«El lema sugiere el concepto mismo del camino y la palabra “esperanza” subraya un recorrido que va acompañado por muchas señales, pero que todavía no ha alcanzado su meta. Había que equilibrar las dos imágenes y en el texto intenté plasmar esta doble idea: la peregrinación de la vida y el Cuerpo resucitado del Señor que viene a consolar a sus discípulos, a sostenerlos incluso más allá de los obstáculos que se interponen en su camino. Toda melancolía, toda tristeza, que pueden hacer más pesado el camino, aquí son aligeradas por el viento del Espíritu, porque Dios es la meta y el apoyo en el camino. Nuestro testimonio es la alegría. La alegría del camino hace que todos perciban qué significa “dar razón de nuestra esperanza”, como dice la carta de Pedro».
¿Cuál es la misión de un himno, y de la música sacra en general, dentro de un Jubileo?
«Por un lado, un himno es una verdadera y propia síntesis de la fe que anima un Jubileo. El hecho de que la fe se pueda encontrar en un canto que comprometa emocionalmente a todos al renovar su profesión de fe en la forma de un texto musicalizado es la función primordial de la música sacra en un Año Santo. Representa el compendio vibrante de la fe que anima el evento jubilar. Por otro lado, la función de un himno es conservar su memoria, no dejar que se disipe con el tiempo. En efecto, un canto puede seguir utilizándose, puede renovar la emoción, el encanto, el espíritu y la esperanza que animaron aquel Jubileo y pasar a formar parte de la historia de nuestro camino».
La última estrofa es un mandato. ¿Qué ha querido comunicar con esas palabras tan incisivas?
«Lo que quería expresar es que tenemos una piedra angular que sostiene nuestro camino en la esperanza. Es la piedra del Hijo que se hizo Hombre, es la que permite a millones de personas encontrar el camino, aunque no pertenezcan a la Iglesia visible si no tienen los vínculos que nosotros tenemos con el Señor. Nuestra mediación es importante para que en la historia permanezca el testimonio de este evento extraordinario que es la Encarnación. Pero quien encuentra el camino no debe necesariamente encontrarnos a nosotros, quien encuentra el camino del Señor no forma parte necesariamente de la comunidad de discípulos que tienen el deber de dar testimonio. El Señor vino para esto. El deseo de que los hombres encuentren el camino, y no simplemente a nosotros, me pareció una imagen interesante para este tiempo de gracia que nos invita a abrirnos al mundo y a no encerrarnos en nuestras trincheras».