La Basílica de Santa Maria del Popolo, ubicada en la Piazza del Popolo en Roma, es un célebre ejemplo de arquitectura renacentista y barroca. Construida en 1099 por el Papa Pascual II en el lugar donde se encontraba el Sepolcro dei Domizi, que contenía las cenizas de Nerón, la iglesia fue objeto de importantes intervenciones a lo largo de los siglos. Artistas de la talla de Bramante, Rafael, Bernini y Pinturicchio contribuyeron a su evolución. La fachada presenta un estilo sobrio, mientras que el interior es enriquecido por capillas decoradas por familias nobles romanas, entre ellas, la Capilla Cybo y la Capilla Cerasi, famosa por las pinturas de Caravaggio que representan la Conversión de San Pablo y la Crucifixión de San Pedro. La Capilla Chigi, diseñada por Rafael y terminada por Bernini, alberga mosaicos y esculturas de gran valor. La basílica es un punto de referencia espiritual y artístico, con obras que celebran a la Virgen María y a los Santos a través del arte sacro de diferentes épocas.
La historia renacentista de Chipre está estrechamente ligada a la Basílica: entre los monumentos se puede admirar la notable tumba mural del Cardenal chipriota Ludovico Podocataro (Nicosia 1429 - Roma 1504), secretario y médico del Papa Alejandro VI, e importante humanista y diplomático papal. El monumento, erigido por su sobrino Livio Podocataro, arzobispo latino de Nicosia, se encuentra en la pared derecha del transepto y presenta la estatua del Cardenal chipriota en hábito pontificio. Otra inscripción fue colocada en la capilla de Santa Lucía con su título cardenalicio.